Mentiras envenenadas by Lee Wilkinson

Mentiras envenenadas by Lee Wilkinson

autor:Lee Wilkinson
La lengua: spa
Format: epub
editor: Harlequin, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
publicado: 2017-01-13T11:33:53+00:00


Capítulo 6

Virginia volvió a la realidad, con un estremecimiento por el dolor recordado.

—¿Y qué hiciste entonces? —le preguntó Charles.

—Pasé la noche en el aeropuerto, hasta que conseguí un billete que salía para Londres muy temprano. A la hora que supuestamente iba a casarme, ya estaba a mitad de camino a Inglaterra. Nada más llegar me alojé en un hotel y empecé a buscar trabajo… El resto ya lo sabes.

—¿Te fuiste sin dejar una nota y sin decírselo a nadie? —preguntó Charles, ceñudo.

—Sí. No estaba en condiciones para pensar con calma. Y, además, ¿qué podría haber dicho? La verdad los hubiera destrozado.

—¿No pensante en hablar con Falconer?

—No podía soportar la humillación. No quería volver a verlo.

—¿Y sigues sin querer verlo?

—Sí, por eso no quería que mis padres conocieran mi paradero. Podían decírselo a él.

—Entiendo. ¿Por eso dejaste el apellido Adams y te llamaste a ti misma Virginia Ashley?

—Sí. Empezaba a sentirme a salvo, por lo que fue un golpe traumático verlo en la galería.

—Sabía que su presencia te había afectado —dijo Charles apretándole la mano—. De hecho, me pregunté si no estarías enamorada de él.

—No lo sé —respondió ella, intentando convencerse de que esa era la verdad.

—Es una suerte que no te viera —comentó seriamente Charles.

—Me temo que sí me vio —dijo ella mordiéndose el labio.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó él con voz dura.

—Me siguió hasta el parque.

—¿Habló contigo?

—Sí.

—No te tocó, ¿verdad? Le romperé la nariz si lo ha hecho…

—N… no. Solo me puso las manos en los ojos y me dijo: «Adivina quién soy».

—¿Te asustó?

—Sí, me asustó. Dijo que… —le temblaba tanto la voz que tuvo que pararse para tomar aire—. Me dijo que quería que volviera.

—¿Que volvieras? ¿Después del modo en que te trató? ¿Por qué quiere que vuelvas?

—Estaba muy enfadado por la forma que tuve de abandonarlo. Dijo que yo le pertenecía —cruzó los brazos al pecho, como si tuviera frío—. Yo le dije que no pensaba volver.

—No me parece que Falconer sea el tipo de hombre que acepte un no por respuesta.

—No lo es —le aseguró Virginia—. Por eso le dije que estábamos viviendo juntos. Espero que no te importe.

—No, claro que no me importa. Por un lado es verdad, y por otro es halagador —dijo intentando ser jocoso—. ¿Fue eso lo que lo hizo desistir?

—No exactamente…

—Entonces, ¿cómo te libraste de él?

—Un niño que estaba jugando junto al lago se cayó al agua, y mientras Ryan lo sacaba yo aproveché para huir. Charles, no quiero volver con él —se apresuró a añadir.

—Me alegra oírlo —dijo palmeándole la mano—. No tienes por qué preocuparte. Él no puede obligarte a hacerlo.

—No, eso es lo que yo le dije.

—¿He de suponer que ha sido el encuentro con Falconer lo que te ha hecho aceptar mi proposición? —le preguntó él tras un breve silencio.

—Sí —dijo ella en voz baja.

—En ese caso debería estar agradecido por que el Destino lo trajera a la galería, y te diera la oportunidad de saber que ya no lo amas. Ahora que has aclarado tus sentimientos, podrás olvidarte de él, y volverá a los Estados Unidos.



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